Ya no figuro en ningún camino, todo es un remolino y me abruma el hecho de quedar en el exilio.
Mi alma la entregaré como un obsequio y mi cuerpo envuélvanlo en un cajón de espacios cerrados y oscuros, que sea tan estrecho para que mi corazón se pudra más ligero y mi existencia se vuelva solo en un recuerdo que será olvidado con el tiempo.
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