He de volar entre el aire frío de mi cuerpo y los pensamientos que susurran tu voz como una antorcha calentando mi pecho para que no se congele el amor que siento.
Te veo y parece que cuando más te siento, apareces como la ansiosa realización que he estado esperando desde hace siglos.

La noche me habla de lo hermosa que eres, pero el frío me susurra que te ha visto en otros brazos siendo de un alguien y no de mi.

¡He vuelto! Y estoy aquí dejando que la oscuridad de la casa me invada hasta las cenizas de mi cuerpo, teniendo fe de que mi alma tendrá la oportunidad de huir hacia los cielos.
Ésto se ha vuelto tan incierto que el invierno me ha acurrucado en lo más pequeño del universo.
Me estoy perdiendo... de nuevo.

¿De qué sirve besarle la boca si no permite morderle los labios?

Estoy en algún lugar donde los caminos parecen ser distintos, donde los ensueños parecen ser los mismos por mantener entre ellos el mismo rostro, los mismos sentimientos por un mismo individuo.

Necesito a alguien de tu estatura, de tu color de piel y de cabello.
Necesito a alguien con tus cimientos, con tus voluntades y tus miedos.
Necesito a alguien para compartir el café que es cuando más me pierdo.
Necesito... necesito a un alguien y, si eres tú, serían concluidos todos mis malditos desvelos.

Hoy, la luna está preciosa al igual que tú en todos tus días... Le dedicaré una sonrisa para ver si se apiada de mi y me sirve de telescopio para no solo verte desde mis agonías.