Yace una tarde de preguntas y pocas respuestas, llena de muchos sentimientos inagotables e insaciables, sin embargo, ando sin saber que ando sintiendo.
Cualquiera en mi situación por la desesperación hubiese salido corriendo, con los ojos cerrados tomaría el camino de vuelta si implicase decir que si a un posible y complicado vuelo.
Pero te miro y tu mirada es una cascada, el color de tus ojos es un tornado y yo... en vez de optar por irme, me sigo sumergiendo. El tiempo caduca y los roles son necesarios, mas no sé si en ello nos están mintiendo. Te observo y juro prestar atención para no perderme ni el oleaje de tu corto cabello pero sonríes, me distraigo, y la concentración alza sus alas perdiéndose en un no sé qué que no me permite retenerlo. Y es allí donde no sé por que me gustas, ¿es importante saber eso?

El silencio es hermoso, pero no cuando existe un corazón reclamando a todo pulmón un amor que ya no existe.

Ahora los cielos se apagan, las estrellas desaparecen y la luna desesperada ya no me deja ni verte.
La noche sigue gritando, ya el corazón no es latente, y cada susurro del viento me hace creer en la utopía de un verano en el cual apareces.
Aunque se siente el invierno, y tengo miedo... miedo de acostumbrarme a este clima en el cual se sumergen mis deseos.
Tengo miedo de que la desolación perdure más allá de lo que puede durar un recuerdo.

A veces, pienso que eres la voz de mi consciencia, ese pequeño montón de arena que me impulsa al "misericordioso infierno".

Entre puntos y puntitos desunidos se denota la rebelión del olvido, con la esperanza de un solo hilo que parece andar siempre suelto.

He desgastado miles de hojas, miles de inviernos, miles de pensamientos con un nombre que no alza el vuelo.
Los relatos de lo que hubiésemos hecho, a veces se apagan pero, como un tizón, se reaniman como un cuenta cuentos. 

Y después de los huracanes siempre llega la calma, las sonrisas y un alguien que te inspira a ser mejor.
Feliz día, aunque no sea un día reconocido. 

Permítanme morir hoy mientras me recupero, mientras me alineo con el universo y termino comprendiendo el por qué de mis llegadas tardes a los momentos que siempre he estado esperando, es el tiempo y soy yo.
Permítanme morir por el descubrimiento que me ha llevado siglos en descubrirlo, le ignoraba por pretender nadar en el fondo del pozo, sucede que como hoy, vuelvo a los huracanes del pasado y el futuro incierto.
Sé que necesito resurgir como el Ave Fénix en el cual insisten en creer, siempre he sido caos, y aunque siempre lo he sabido, ahora es que lo percibo. Soy el problema y es por ello que estoy en la desesperada entrada hacia el olvido, no sé como hacer... necesito un alivio.
El paisaje es frío y mientras el viento está detenido, mis emociones me sofocan, es un fuego enardecido, y mi boca, mis labios exasperan en el deseo de impregnarse en otra boca, con sus labios, ¿es que no lo nota? Yo lo noto, es mi más fiel fracaso nunca antes admitido.
Y mientras me pierdo en el infinito de éste desastre con el que me he vestido, un saludo al infierno... porque no es allí a donde me dirijo.

A veces imagino su sonrisa, y puedo creer que es el infinito que tanto he esperado por sentir.

Más que donantes de sangre, necesito donantes de libros.
Mi vida sólo sería un estribillo pero contendría todos los mundos en ese pequeño infinito.
¿Y qué sería yo sin esos mundos vividos? 

No basta con ser testigo de lo que ocurría un par de noches atrás, de lo que ansiaba tanto mi ser, del odio que producía extrañarte y que no llegaras.

No basta que me mires desde lejos mientras sonríes con otro, que egoísta ¿no? Pero no me basta y supongo que es allí cuando florece el lado oscuro del que tanto huyo.

Y ahora son sólo murmullos, que no desaparecen, de los que ya no soporto ni me soporto, de los que recorren mi mente, esos zumbidos silenciosamente estremecedores que sucumben todas las noches y se esparce como penumbra en todo mi día.

No me basta con que aparezcas un minuto, unas horas, un día, un año, una vida. ¡No me basta! Yo quiero todas las experiencias vividas, así sea en ésta vida o en la otra.

Ya tengo varios días sin salir de casa.
Llevo días sólo respirando y haciendo una que otra anotación.
Llevo días preguntando por una chica que me quite las asperezas.
Llevo días escuchando tu voz, porque es allí donde claramente la escucho, en el silencio.

Los años pasan, pero quedan los sentimientos como recuerdos.