miércoles, 25 de febrero de 2015

¿Por qué tratar de entender a otros que no te entienden?
Siempre, por más que expliques, por más que jures, por más que llores, por más que supliques, siempre será tu culpa el error, tu fallo.
Quizás dejé de ser una buena persona desde que comencé a odiar a mi propia especie y comenzar a repudiarlos. Si, soy una de ustedes; qué pesar, me duele vivir en un mundo de mentiras, ese mundo donde todos se creen buenos y en absoluto son todo lo contrario.
Ya no es necesario llegar a ser anciano (as) para morir, ahora te matan, te roban, te violan, te mienten, te apuñalan solo por cosas insignificantes, hasta los que comparten tu rutina, tu ambiente e incluso, tu día a día son los que te dejan morir.
Ya no hay tiempo de pensar, ahora es necesario sobrevivir, es obligatorio tratar de no morir, aunque siempre nos llegará nuestro final.

domingo, 8 de febrero de 2015

- Lo siento destino, ya no creo en ti. 
¿Por qué?
Porque me haces divagar.
Porque haces que el tiempo sea eterno.
Me encuentro en una dimensión distinta, no encuentro entrada ni salida, no hay ruido, es tan frío este lugar y pensar que solo se encuentra oscuridad.
¿Soledad? Ahora si me encuentro sola, así como tanto la quería.
Alguien llora encima de un cuerpo sin vida, pálido y sin temperatura cálida en las mejillas.
¡Espera, retrocede! ¿Soy yo la que me encuentro en un mundo sin salida o solo vivo en un sueño de mentiras?
¡Oh señor, guíame! Porque no sé que me depara esta vida.
¿Y si te amo incluso por encima de mí? 
No podría porque allí existiría mi destrucción, allí comprendería que me he dejado de amar, entonces eso significaría que nunca hubo amor, mi amor.
- Como debo AMAR también me debo AMAR.
Hace una semana que no sé de usted.
Hace una semana que no la escucho reír, llorar e incluso quejarse de la inconsciencia de los demás.
Hace una semana que no sé de mí a causa de los días y noches llenos de soledad por culpa de su ausencia.
Hace una semana que no me escucho reír, pero si me escucho llorar.
Hace meses atrás me pregunto:
¿Por qué me tuve que venir a esta ciudad, dejando lo que realmente vale la pena, Mi Mamá?
Hace años ya; comprendí que no puedo vivir sin ella.
Cada palabra de ella es un golpe en la estaca introducida en mi pecho.
Grita creyendo tener la razón, se calma y luego retoma sus palabras punzantes que cada vez abre la herida, herida que hunde con cada sarcasmo erróneo.
Dime algo, pero no preguntes; es difícil, lo sé. Pero solo tus labios dirán lo que quiero saber.
-¿Qué haces?
-Nada.
-¿Estás de nuevo contándole tus secretos al cuaderno?
-No, le estoy contando historias para que se quede dormido, es tan tierno y calladito, me parece que ríe y llora con cada trazo de tinta que le aplico, no es crueldad, todo depende de que historia le relate en las noches frías de la inmensa obscuridad.