martes, 26 de abril de 2016

¿Qué debo hacer para enamorarte?
¿Cuáles son las palabras correctas para hacer que ésto siga y no acabe?
Existen universos completos y cambiantes.
Existen fronteras y espacios flotantes y yo, aún no se como dejar de desearte.
No se quien, tampoco donde pero alguien me a dicho que hay que ser constante y yo, amada mía, lo he sido hasta cansarte.
Ha de ser por que soy de segundo, ya lo sé, he debido llegar mucho antes.
He borrado tanto este mensaje que cada línea vuelve a comenzar de manera diferente, desesperada y con mucha consistencia.
El día, la fecha y las fachadas de nuestras vidas vuelven a pasar como naufrago profundo y silencioso que no escapa de su cotidianidad, de esos sueños profundos que se transforman en pesadillas.
Cada línea temerosa, se escribe, con toda la disposición de la paciencia pero ya no le queda nada de ello entre el pecho y la espalda.
Cada párrafo de nuestras vidas, déjalas, que estén juntas; si tú me quieres y yo te quiero hagamos de ésto un baile con las historias de nuestras almas.
He logrado sobrevivir otro día más a su ausencia y a éste encierro que me parte por completo.
He logrado cesar la sangre que se desprende de mi cuerpo, se ha detenido el mar que corría por mi rostro sin siquiera notarlo.
El dolor a disminuido pero la espina sigue allá adentro y aunque la Rosa camine por otros senderos, dentro de mí, existe algo que espera por su regreso.
Aunque muchas decepciones se abran y recuerdos se cierren, por más desacuerdos que existan entre el corazón y el cerebro, ¡te lo juro! No es masoquismo. ¡Te lo juro! Yo aún le quiero.
Te he estado pensando todo el día, en la misma silla, en la misma esquina, con el mismo sentimiento de todos los días.
He estado murmurando tu nombre en un par de líneas mientras observo el celular por si llega un mensaje con tu nombre, pero no llega. Pasa el tiempo y no te busco por lo dicho de aquél día, no sé si fuese mentira pero las palabras fueron tan precisas como un puñal en el alma.
Pudiese correr, volar y no volver pero tu recuerdo me persigue, y aunque no quiera, siempre me alcanza.
Ha de ser así, ¿no? Somos una interacción dialéctica sumergidos en el abandono, ¿tú? No, yo.
Es cierto, los amores, los días, las semanas siempre se acaban.

Pedazos.

Ahora son pedazos los que recoge el invierno, los que navegan por viejos senderos. Ahora son pedazos que no encuentran quien les repare de nuevo. 
Existen gaviotas, rosas y hasta el mismo cielo; existen maravillas que enamoran a cualquier ser muerto pero, lo que hace es arrastrar todo el sufrimiento y hundir los pedazos en un mismo infierno.
Total, por mas demonios que se escapen siempre retornan a su lecho.
Apúrate, mi amor, que el olvido a tomado su rumbo y no quiero que llegue primero que tú.