lunes, 10 de agosto de 2015

Las puertas se abren y las palabras fluyen a medias, con miedo de presenciar el olvido.
La persona que escribe, buscar o no buscar, ese es el dilema antes de quererte y extrañarte, antes de decirle a mis ojos que no te imaginen en mis compañías, en mis soledades.
Tu presencia se ha vuelto inmensa que puedo compararla con la inmensidad del mar que mis ojos observan sin menesté de ser un naufragante. Quién diría que un marinero que sabe nadar se hundiera en lo profundo de tu mirada.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Hoy, cierro ciclos como se cierran puertas y ventanas.
Hoy, siento nostalgia por el cierre de aquellos trances que en algún momento estuvieron dispuestos a permanecer abiertos de par en par y ahora mantienen sus entradas cerradas.
Quisiese decirte que el amor no me falta, que sigue perplejo y la lejanía no me separa pero, en éste caso no soy yo, eres tú la que ha dado ésto por muerto, la que ha sepultado mi alma.
Mi corazón se ha convertido en un espacio chiquitico, la amplitud la has reducido en un nulo nivel que hoy deteriora lo que me llevó años construirlo, mi pilar se ha destruido.
El tiempo se me acaba, ¿te lo había dicho? Alguien me dio un número; un número maldito, el 20 es el número que me ha destruido y tú... te has vuelto su cómplice en destruir lo poquito que había vivido.

Recuerdame no volver...

Recuerdame no volver a tomar la iniciativa de escribirte, de confesarte que quiero saber de ti aunque me olvides. 
Recuerdame con cada gota de desprecio que no debo mirarte de nuevo. 
Recuerdame con olvido que ya no debo buscarte o peor aún, recuerdame que ya no te ame como lo estoy haciendo. Regalame la última gota que hará derramar el vaso aunque este se encuentre vacío por tus desplantes.