lunes, 10 de agosto de 2015

Las puertas se abren y las palabras fluyen a medias, con miedo de presenciar el olvido.
La persona que escribe, buscar o no buscar, ese es el dilema antes de quererte y extrañarte, antes de decirle a mis ojos que no te imaginen en mis compañías, en mis soledades.
Tu presencia se ha vuelto inmensa que puedo compararla con la inmensidad del mar que mis ojos observan sin menesté de ser un naufragante. Quién diría que un marinero que sabe nadar se hundiera en lo profundo de tu mirada.

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