domingo, 18 de enero de 2015

- Escribir sin inspiración es como morir de miedo, mas sin embargo, aquí me encuentro con papel y lápiz tratando de incorporarte en un verso que me quite el sueño y me lleve a la madrugada de mi desvelo.
Aunque vueles como un ave, como un lucero tan lejos estás, los pedazos destruidos no se pueden reincorporar, deshechos se encuentran. Oportunos deslices que no llegan a su momento, encuentros deparados por el destino o mejor dicho: un juego del tiempo que me abandonó, me lanzó contra el piso y me cantó "Game Over" comenzando mi tiempo contigo.
Es cierto, no te quiero...
Aún, suspiro por ti pero, no es nada.
Me causas ansiedad pero, solo es un invento mío.
Te deseo a morir pero, solo por momentos.
En momentos egoístas, te quiero sólo para mi.
Es por eso que no te quiero, es mucho mas que eso, aunque solo es un existir que va muriendo en las noches eternas. Eternas noches arropadas por la soledad y el olvido, tu olvido.
¿Será que el amor que siento es de esos irremediables amores que enloquece el alma y destruye el corazón o es una breve obsesión que cada vez se apodera de mis sentimientos? 
No sé, tal vez si, tal vez no, sólo sé que donde quiera que voy me confunde los pensamientos y me vuelve la mirada fría y triste, no tengo remedio.
El alma llora, puede ser que un demonio me acorrale en mi propio mundo de odio y desesperación o un ángel me salve y me conceda el camino hacia la luz, a la puerta de otro alguien que aún no conozco.
Me mintieron ¿sabes? Me dijeron: "Entrega amor y recibirás amor", no es cierto; este mundo se ha vuelto falso, hasta sus caminos son oscuros y largos o ¿es que espero la noche para salir de casa?
Sombras me abrazan y la claridad me apuñala, la vegetación del alma está desierta y la excusa barata que dicen todos: "No eres tú, soy yo". Es cierto, siempre fuiste tú mi eterno amor desconocido.