lunes, 15 de mayo de 2017

Ahora los cielos se apagan, las estrellas desaparecen y la luna desesperada ya no me deja ni verte.
La noche sigue gritando, ya el corazón no es latente, y cada susurro del viento me hace creer en la utopía de un verano en el cual apareces.
Aunque se siente el invierno, y tengo miedo... miedo de acostumbrarme a este clima en el cual se sumergen mis deseos.
Tengo miedo de que la desolación perdure más allá de lo que puede durar un recuerdo.

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