sábado, 20 de junio de 2015

Si piensan que me drogo, es cierto, me drogo.
Me drogo con tres tasas de café por la mañana y dos por las noches.
Me drogo con un par de líneas que se convierten en lectura y a veces en diversas escrituras.
Me drogo con su oscuridad y la profundidad de sus indicios.
Me drogo con el olor que causa respirarla, con el sonido que me lleva a escucharla y con la cobardía que me prohíbe probarla.
Me drogo de maneras distintas, pero, me drogo, es la manera más hermosa de ser una adicta.

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