miércoles, 1 de julio de 2015

Gabriela Morales

Somos dos polos opuestos, donde me he vuelto un tempano de hielo que a veces se derrite por su sonrisa.
Si ella es flor, yo, soy espina; si ella es tierra, yo, soy cielo; somos dos tiempos equívocos que se complementan el uno hacia el otro.
¿Por qué tú y no otra?
Porque:
Me gusta como sonríes.
Me gusta como recapacitas.
Me gusta tus virtudes y defectos e incluso el hecho de reconocerlos.
Me gusta tu madurez, tu estupidez y la corrección de tus errores.
Me gusta la manera como me fastidias e incluso pienso que me publicas cuando sientes que te dejo en el olvido.
Niña eres desde adentro aunque digas lo contrario, si viene un ser humano y piensa que me enamoré de ti, quizás no o tal vez si, solo lo sabe el cuaderno al que le cuento mis amoríos.
Si supieras que me suelto y luego me amarro, olvido y luego recuerdo, así es mi círculo contigo, tal vez aún no ha terminado.
Transcurro por tu vida de manera anónima, tal vez sea monotonía o de verdad te sigo apreciando, lo más seguro es lo secundario ya que sigo esperando que el tiempo nos olvide y así ya no buscarnos.
Desconocida de años que el tiempo no me ha presentado, ya son años y nos convertimos en dos total extraños.
Quisiese no olvidarme de ti y de aquel día en el que tú llegaste a mi vida. ¡Ay, Desconocida! Que tu vida esté llena de mucha dicha.
Nohely Morales Requis, yo... quererte siempre. 

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