jueves, 16 de julio de 2015

La extraño.

Extraño observar su rostro, su sonrisa y sus ojos pequeños cuando me miran.
Extraño sus labios, su ternura y su malicia.
Extraño sus palabras cortantes con la que responde pero más aún su caminar y su perfume con olor a nada.
Extraño su ser, su presencia y sus palabras; la extraño a ella y lo digo sin tener miedo a nada.
Si tan solo supiese que la añoro en la distancia, donde cada paisaje parece una curva de su cintura, donde el pasto fresco y largo se parece a sus cabellos y donde la tierra parece su escondite donde yo no la he podido encontrar de nuevo.
No lo niego, después de olvidarle ahora le extraño y me enferma ésta ansiedad que corre dentro de mis manos, mis venas e inclusive mi cuerpo, me condena éste sentir que es dulce y a la vez amargo.

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