viernes, 3 de julio de 2015

Café de las mil maravillas.

Existen cafés de varios tipos, para todos nuestros humores.
El de la mañana que te relaja y te pone a pensar, tal vez la mayoría en los problemas, pero, el resto es una delicia.
     Sin dudarlo, puedo compararlo con una mujer, por su deleite, su dulzura complementaria, su aroma, su textura, su estructura que embriaga y puede enloquecer.
     Puede ser amargo o dulce, total, su aroma no cambiará y seguirá siendo aquél que enamora con las mil maravillas que lo complementan.
     Muchas personas lo prefieren a toda hora, yo, lo prefiero por las mañanas, es como el amor que me regala el desayuno, es una caricia que pasa por mi tráquea.
     ¿Y tú, a qué hora lo prefieres?
     Es despreciado por aquellos que lo toman por tomar y un placer para aquellos que hasta los regalan con una sonrisa y, aunque el costo es algo elevado, es bueno tomar café.
      Es el confidente de mis tristezas y la imaginación de ver a mi madre tomar en mi compañía.
     Es como una sonrisa entre tantos pensamientos, es mi guía entre las líneas, mi droga, mi delirio, ahora que recuerdo es uno de mis vicios, el vicio de todas las mañanas.


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