domingo, 31 de mayo de 2015

El cuaderno de los recuerdos.

Cerraré el cuaderno de los recuerdos, aquellos que fueron plasmados en su momento.
Aquellos momentos donde están marcados los pecados más sagrados, donde la lujuria marcó nuestros cuerpos.
Donde el palpitar de nuestros corazones era el mismo.
Donde nuestras respiraciones agitadas por el deseo susurraban lo que queríamos.
Querer es poder, como dice el dicho; sabíamos lo que queríamos y teníamos el poder de conseguirlo pues, nuestros palpitos pedían lo mismo.
Luego... el susurro de nuestros labios era un coro de aves silenciosas, donde las palabras estaban prohibidas y el pecado estaba permitido por nosotras.
El desliz de nuestras manos iban despacio, convirtiéndolas en caricias deseosas del tacto, aquel tacto que producía sonido.
Pero, ya está cerrado, lo cerraste en aquel silencio cuando tu ausencia dejaba un espacio, en aquella despedida eterna que implementó la separación de nuestros cuerpos, de nuestros labios, aquellos mismos que prefirieron guardar silencio en aquella entrada de aquel cuarto; aquel cuarto llamado, el cuaderno de los recuerdos.
06/06/14

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