sábado, 30 de mayo de 2015

Mariangel Espinoza.

Quisiera no sentir ésta agonía que me ocasiona el alma destruida a causa de tu despedida.
Quisiera no sentir éste trago amargo irrefutable que me ocasiona tu ausencia, si fuera por mí viviría pegada de la reja de tu puerta.
Quisiera no sentir queriendo sentir sentimientos por ti, mi Mariposa.
Te presto mis alas por si quieres volar, pero, vuela alto, no te decaigas ni siquiera por una tormenta.
Te presto mi alma, mi cuerpo, mi amor para que no voltees y sigas tu camino.
Te concedo mis pasos y si algún día me recuerdas, ¡recuerda! Yo, siempre observaré tus pasos, mi querida y amada compañera.
Mariposa...
Abre tus alas al horizonte que te espera.
Abre tu cuerpo para que llene de luz tu alma.
Abre tu alma y llena de sabiduría tus palabras.
Abre tu corazón, llénalo de tanto amor para que llene tu ser y no se convierta en un espacio vacío.
Mi mariposa... No olvides volver a tierra; no olvides a quién te quiere, mucho antes de que comiences tu camino.

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