miércoles, 13 de mayo de 2015

Me sabes...

Me sabes a café, puedo sentir su textura y su aroma desquiciante.
Me sabes a ternura y tristeza, porque es lo que él provoca en mí a causa de mis soledades.
Me sabes a amor, porque lo amo aunque algunas veces no lo ingiero.
Tu piel me sabe a él, tan dulce y delicada; tan coqueta y deslumbrante, que me hace desearte y no precisamente las buenas noches.
El contacto de mis labios con su textura líquida es excitante, tanto ha de ser así, que me hace desear introducir mis labios por tus partes delirantes.
Quiero que seas mi acompañante, como lo es el café y el libro que me acompañe...
Sé mi café que yo me encargo de drogarte con un par de líneas, ¡por favor!, sé mi acompañante.

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