miércoles, 30 de noviembre de 2016

Rodmelys

Ha pasado un año y siete meses desde aquél parpadeo, y 23 días desde que mis labios rozaron el polen de un girasol luminoso.
Entre tanto tiempo, se me olvidaba decirle que, no doy los buenos días, que la única manera es que le amara insaciablemente para creerme ese detalle. Que no he nacido con la sutileza de buscar a la gente, es una verdadera decadencia de parte mía, y es una injusticia no hacer ese tipo de detalles.
Le diría un par de mentiras, pero he tratado de vivir en una cruel realidad que lastima a mis ojos, que lastima a mis días, pero entre tanta mierda quiero creer que me quiere, y que comprenda que mi única intención es quererle, incluso, más allá de una cruel vida.
Me faltó decirle tantas cosas al respecto, que mis miles de defectos le han mantenido tan distante, tan lejos, de huida, cuando debiese de ser yo quien estuviese de estar corriendo.
He pasado días enteros resolviendo preguntas que, quizás, tengan respuestas diferentes a las mías, pero, no soy de hierro, muero con cada conclusión que me lastima hasta los huesos; quiero creer en una gran mentira, pero ya no puedo, su desprendimiento me ha hecho conocerle y aunque quiera quedarme, ya no formo parte de su vida. Lástima, la vida no suele ser como uno quiere aunque esté llena de mentiras.


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