Deberíamos embriagarnos, vomitarnos, escupirnos y amarnos.
Deberíamos dejarnos arropar por las sábanas vacías que cubren nuestra piel y que el cincel nos atraviese el pecho tan intensamente como el amor que se siente.
Deberíamos recordarnos y necesitarnos, desearnos mutuamente... Que nuestros labios se deterioren por las sensaciones que han provocado nuestros labios al rosarse.
Deberíamos ser irracionales y besarnos delante de la gente, ya no quiero tener que esconderme como si fuera un vulgar ladrón que lastima a la gente.
Deberíamos... Pero, no es lo que sucede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario